Risueñas, concordantes o/e ilógicas, letras por delante y por detrás; podrán con sus ojos apreciar, en este espacio compartido, que cedemos para su agrado, lectores. Invitándolos, por supuesto, a opinar y a catalogar incluso con sus apreciaciones, esta aventura de algunos pocos y poquitas, con muchísimas ganas de expresar todo lo que nos pasa, todos los días. ¡Bienvenidos!

sábado, 17 de abril de 2010

"Ludmila oliendo a flyn-paff" por Costanza Polemann

Ludmila con los ojos celestes. Ludmila oliendo a flyn-paff. Yo en el último banco, rayando la madera y mirando a Ludmila. De vez en cuando giraba ella también, y sonreía. Ludmila con los dientes blanquísimos y sin una de las paletas.
La maestra dividía por dos cifras y nos enseñaba los verbos, pero yo sólo pensaba en Ludmila. Quería aprender cuántas pecas tenía, nada más. A veces la llevaba en la bici después del colegio hasta el kiosco de su papá. Ahí se impregnaba de su perfume a caramelos y coca cola. Y yo, ya volviendo, todavía la olía.
Era el recreo, yo jugaba con canicas. Ludmila llegó hasta mi lado. Ludmila con el pelo lacio. Tomó mi mano, Ludmila con las uñas pintadas con liquid paper. Se acercó hasta mi oído y susurró. Sus labios rozaban el lóbulo de mi oreja izquierda, y su mano suavemente tocaba mi cara. Sentí su aliento y sus palabras suaves, rápidas. Se separó y me miró con los ojos más celestes que el cielo. Lloraba despacio, sin agitarse. Me besó en el cachete y yo no alcancé a decirle que por qué lloraba, si yo también... Corrió con su guardapolvo que bailaba con el viento. Y atrás quedó un dejo de su perfume de flyn-paff y lápiz verde.
Me enfermé ese fin de semana, y falté el lunes al colegio. El martes, Ludmila ausente. Sonó el timbre y pedaleé hasta el kiosco. Las persianas cerradas. Le pregunté a la portera del edificio de al lado, "no sé pibe, ni idea" me dijo así pero yo supe que sí, sabía.
Volví a casa lento, recordando sus palabras, y que no le pude decir que yo también. Pasa el tiempo, los años, la voz de Ludmila se vuelve cada vez más baja, más difícil de entender lo que me dice. Su susurro se convierte en respiro, en aliento, en una simple brisa que pasa sin palabras. Y ya no me acuerdo que yo también. Ya no me acuerdo.

4 comentarios:

  1. Muy lindo! nueva compañera de blogg! jeje
    esperemos llenar un poco de lindas letras, como las tuyas, este blog!!

    besooo

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  2. Seee bummm ya lo conocia a esteee... muy copaduuu... beso... abrazo a Damich ahora te tiro alguna cosa en el tuyo ajaja saluuu!

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  3. Este cuento me gusto mucho. Hace que uno rememore la ternura de la infancia, ese primer amor con el que uno se marca de por vida.

    Muy bonito, saluditos =)

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  4. Tenes una forma de escribir rara no estoy acostumbrado pero me gusta mezclas muy bien lo cotidiano con marcas de productos onda liquid paper te ama y coca cola tmb! Pero en fin el cuento denota un dejo de a mi tmb me rompieron el corazon alguna vez. Animo conifera y a seguir escribiendo SOQUETA!!
    PABLO

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