Es la trama que se desarrolla mientras camino abajo de este arbolado frondoso. La que camina al lado mío, por encima, como un carretel de momentos irreproducibles, y que, como el río, pasa sin detenerse jamás a mirar su huella.
Cada paso es un átomo que forman células que forman tactos y recuerdos. Y pasa, sin preguntarme, sin esperarme; pasa y se diluye.
Yo respiro despacito, para no despertarte. Y te miro dormir al lado mío, como si este momento hubiera estado acá siempre, todo el tiempo. Como si fuera el derrotero natural de todos los momentos. Los tuyos y los míos, confluidos en ese instante impasible.
Insolente desafío a los miedos, este trazo atraviesa de manera ya apasionada, todo aquello de lo que alguna vez huimos. Y la trama, nos enfrenta en su nudo para que el tacto sea dueño del desenlace.
Duerme, ahora complaciente a mi lado. Duerme mientras en silencio, amo esta historia. Esta conspiración de momentos que ya son, y que repetitivamente, solo se reproducen en si mismos, cuando el silencio nos atrapa; los átomos se adueñan del sigilo y yo enmudezco diciendo a gritos, todo esto que ya siento.
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lunes, 28 de junio de 2010
martes, 11 de mayo de 2010
Tu luz y yo
Es como un prisma de mil caras: Ese pequeño ser indómito que reflecta luz y por contraste, me ilumina.
Que encuentra huecos que nadie había descubierto, para gobernar. Y finalmente, los conquista.
Que pone color a una rutina blanco y negro y salpica de matices días que inevitablemente, se condenaban a ser grises.
Tan único e irrepetible, que asombra. Liso, llano y puro. Sincero acto heroico de darle motivos a la esperanza para seguir creyendo.
Mágico encuentro de la palabra y el silencio, que se vuelve melodía. De luz y oscuridad, que se vuelve sombra, y delinea las mejores intenciones del alma, dejándome al descubierto.
Como un prisma de mil luces, que alumbran lo que soy de forma acabada. Y me muestran tan vulnerable y rendida. Más que nunca. Dulcemente vulnerable, y es el alma que se entrega una vez, solo una. Para ser amada completamente, o para ser consumida.
Que encuentra huecos que nadie había descubierto, para gobernar. Y finalmente, los conquista.
Que pone color a una rutina blanco y negro y salpica de matices días que inevitablemente, se condenaban a ser grises.
Tan único e irrepetible, que asombra. Liso, llano y puro. Sincero acto heroico de darle motivos a la esperanza para seguir creyendo.
Mágico encuentro de la palabra y el silencio, que se vuelve melodía. De luz y oscuridad, que se vuelve sombra, y delinea las mejores intenciones del alma, dejándome al descubierto.
Como un prisma de mil luces, que alumbran lo que soy de forma acabada. Y me muestran tan vulnerable y rendida. Más que nunca. Dulcemente vulnerable, y es el alma que se entrega una vez, solo una. Para ser amada completamente, o para ser consumida.
sábado, 17 de abril de 2010
"El Vaso de WhiskY o el amor que no Es" por Roxy Bavaro
Lo oigo hablar con sus enormes ojos azules, un poco entusiasmado otro poco melancólico sobre las mujeres de su pasado. Tiene un vaso en la mano que no deja de revolear, entre los gestos amigos de esa tristeza extraña que provoca la incertidumbre sobre el paradero de aquellos, a quien uno amó y ya no están.
El vaso tenía café. Por su tristeza podría tener a estas alturas whisky, pero la cocina está lejos y la voluntad no acompaña. Lo oigo hablar tratando de comprender si debo ser una espectadora ausente o quien le de esa palabra de aliento que él quiere escuchar pero que ninguno de los dos dirá extrañamente, nunca.
Simplemente me sumerjo en su congoja. Ahora soy yo la que piensa, mientras él habla, en los que pasaron y ya no están. A los que se amó para siempre y solo duraron instantes de reloj de arena; a los que se prometió la fidelidad de Ariadna y a cambio obtuvieron un poco de nuestro abandono.
Pienso en el intrincado camino amoroso de él, mío y un poco más allá de la humanidad toda. Pienso que alguna vez quise profundamente y que algún día, tan lejano en mi mente, perdí ese sentimiento.
Ya no me acuerdo como era. Tengo sombras que me indican lo que quisiera que fuera de esta realidad tosca pero no es. Tengo sombras que te indican. Y se van, como negruras.
Sombras son. Sentimientos que no se animan a ser, y tal vez, nunca sean. Es la cobardía ahora, que mientras él revolea su vaso de café, yo me convenzo que nunca podré ser amada por esas manos. Es la cobardía.... y se parece a mi sombra que toma cuerpo y se esfuma.
Yo lo escucho y él no me mira. Se siente aturdido por un amor que ya no existe. Y yo, en la sombra de mi propio amor negado, me muero en su presencia que me eclipsa.
El vaso tenía café. Por su tristeza podría tener a estas alturas whisky, pero la cocina está lejos y la voluntad no acompaña. Lo oigo hablar tratando de comprender si debo ser una espectadora ausente o quien le de esa palabra de aliento que él quiere escuchar pero que ninguno de los dos dirá extrañamente, nunca.
Simplemente me sumerjo en su congoja. Ahora soy yo la que piensa, mientras él habla, en los que pasaron y ya no están. A los que se amó para siempre y solo duraron instantes de reloj de arena; a los que se prometió la fidelidad de Ariadna y a cambio obtuvieron un poco de nuestro abandono.
Pienso en el intrincado camino amoroso de él, mío y un poco más allá de la humanidad toda. Pienso que alguna vez quise profundamente y que algún día, tan lejano en mi mente, perdí ese sentimiento.
Ya no me acuerdo como era. Tengo sombras que me indican lo que quisiera que fuera de esta realidad tosca pero no es. Tengo sombras que te indican. Y se van, como negruras.
Sombras son. Sentimientos que no se animan a ser, y tal vez, nunca sean. Es la cobardía ahora, que mientras él revolea su vaso de café, yo me convenzo que nunca podré ser amada por esas manos. Es la cobardía.... y se parece a mi sombra que toma cuerpo y se esfuma.
Yo lo escucho y él no me mira. Se siente aturdido por un amor que ya no existe. Y yo, en la sombra de mi propio amor negado, me muero en su presencia que me eclipsa.
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